La terapia ocupacional en la rehabilitación de tareas cotidianas: vestirse

La enfermedad cerebrovascular representa la primera causa de invalidez en personas adultas en países desarrollados.

Las alteraciones derivadas de esta enfermedad pueden causar limitaciones en la participación de las actividades. El 68% de las personas afectadas presentan algún tipo de dificultad para la realización de las actividades de la vida diaria (peinarse, comer, cocinar, ducharse…) y el 84% presenta problemas para manejarse fuera del domicilio.

Es evidente que el conjunto de trastornos que sufre una persona con ACV afectará en gran medida a su desempeño ocupacional. Una de las actividades donde los pacientes suelen encontrar mayor dificultad es en el vestido. ¿Imaginan abrochar los botones de una camisa con una sola mano o tener que ponerse un jersey o unos pantalones sin sentir una mitad de nuestro cuerpo?

Desde Terapia Ocupacional se disponen de las competencias y herramientas necesarias para trabajar estas limitaciones, maximizando la funcionalidad del miembro afectado y/o compensando las limitaciones a través de productos de apoyo.

Para ello, previo a entrenar la propia actividad de vestirse, el terapeuta ocupacional junto con el resto del equipo realizará una evaluación de las alteraciones físico-cognitivas-funcionales para conocer el estado del paciente. Posteriormente, se trabajará para conseguir la mejoría de las habilidades motoras, destrezas manipulativas, coordinación, precisión y disociación, entre otras. Siempre a través de actividades propositivas, orientadas a tareas que nos ayuden a acercarnos a nuestro objetivo final: que el paciente sea capaz de vestirse de manera independiente.

A continuación, te mostramos varios ejemplos de lo que supone vestirse tras sufrir un ACV y el trabajo que realiza el terapeuta ocupacional:

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