Qué es el ictus: tipos de ictus

El ictus es uno de los problemas de salud más importantes en nuestra sociedad, siendo la primera causa de discapacidad en los adultos

Qué es el ictus

El Accidente Cerebrovascular (ACV) o ictus consiste en una alteración en el funcionamiento cerebral originado por alguna condición patológica de los vasos sanguíneos.

El ictus podría compararse con un infarto de corazón pero a nivel del cerebral. Una persona sufre un ictus cuando hay fallos en su riego sanguíneo, generalmente por una obstrucción o una hemorragia. Este problema en la circulación de la sangre en el cerebro produce alteraciones en las funciones de las que depende esa zona del cerebro en la que se ha producido la obstrucción o hemorragia. 

Tipos de ictus

Los tipos de ictus se pueden clasificar en función del fenómeno vascular que los ha ocasionado:

Ictus isquémico: infarto cerebral y AIT

Este tipo de accidente cerebrovascular es el más frecuente. Se produce cuando ocurre el taponamiento de la arteria, lo que impide que la sangre alcance una zona del cerebro. Cuando esto ocurre, ni oxígeno ni nutrientes llegan y las células sufren una lesión, lo que se conoce como Isquemia cerebral.

Dependiendo del tiempo de duración de la isquemia y la evolución de la persona, que ha sufrido un ictus isquémico, se distinguen dos tipos de ictus isquémicos:

  1. Ataque isquémico transitorio: un accidente isquémico transitorio (AIT) es una alteración temporal de la función cerebral que suele durar menos de una hora, que ha sido causada por un bloqueo temporal que detiene el flujo de sangre a una parte del cerebro por un breve período de tiempo. Después de un AIT, el bloqueo se rompe rápidamente y se disuelve. Un AIT no provoca la muerte del tejido cerebral.  Este tipo de ataques, deben ser valorados por un neurólogo, ya que es importante conocer si el tejido cerebral ha resultado dañado, y debido a que las personas que han sufrido AIT presentan más riesgo de acabar padeciendo un infarto cerebral.

  2. Infarto cerebral: se produce cuando el taponamiento de la arteria y la carencia del riego sanguíneo en el cerebro sé prolonga en el tiempo, produciendo deterioro o muerte del tejido cerebral. Los infartos cerebrales se clasifican en dos tipos, progresivo o estable. El infarto cerebral progresivo es aquel cuyas manifestaciones clínicas iniciales  evolucionan hacia el deterioro del tejido cerebral, sea por acentuación o bien por agregarse nuevos síntomas o signos. Este empeoramiento tiene que darse durante la primera hora y no más allá de las 72 siguientes. El infarto cerebral estable se da cuando no hay modificaciones de la sintomatología, al menos durante 24 horas en el sistema carotídeo, y 72 horas en el sistema vertebroasilar.

Ictus hemorrágico

Es menos frecuente que el ictus isquémico, es la rotura de una arteria, que puede ser intracerebral (de dentro del cerebro) o de la superficie del cerebro (cerca de las capas que lo envuelven, las meninges), esta rotura provoca la filtración de la sangre en zonas del cerebro inapropiadas, lo que da lugar a hemorragias cerebrales.

Secuelas del ictus

La persona que ha padecido un ictus puede sufrir alteraciones motoras, perceptivas y/o cognitivas. Conoce más sobre las secuelas del ictus.

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