Ictus: la plaga del siglo XXI
¿Qué es el ictus?
Hay quien ha definido ya al ictus como una de las plagas modernas y es que no es para menos. Las cifras hablan por sí mismas: cada seis minutos una persona en nuestro país sufre un ictus, siendo esta la primera causa de muerte en el caso de las mujeres (por delante de cáncer de mama) y la segunda en hombres. En el mejor de los casos, las personas que lo sobreviven, el 40% padecen discapacidad severa tras el.
Pero, ¿qué es realmente un ictus? Son muchos los pacientes que vienen a nuestros centros pidiendo “cúrame del ictus” como si de una gripe se tratara, pero nada más lejos.
Para que nos entendamos un ictus puede parecerse más a un accidente de tráfico. Sucede de golpe, sin esperarlo, sin remedio… y lo único que podemos hacer a posteriori es tratar de recuperarnos de él y minimizar sus secuelas.
Un ictus es, en lenguaje coloquial, un problema circulatorio sanguíneo en el cerebro, bien producido por la obstrucción de un vaso (lo que produce que la sangre no pueda circular y, por lo tanto, no llegue al cerebro) o porque directamente el vaso rompe produciendo un sangrado interno.
Las consecuencias son sencillas de entender: una parte del cerebro se queda sin riego sanguíneo, sin alimento, y se muere. Teniendo en cuenta que el cerebro es el ordenador que lo controla todo, las consecuencias serán unas u otras dependiendo del área lesionada. Esto es lo que hace que la afectación de cada paciente sea diferente, por lo que el tratamiento deberá ser individualizado y adaptado a las características de cada persona.
¿Cómo podemos saber si estamos ante un ictus? A veces los síntomas son muy evidentes, como la convulsión o la paralización de un lado del cuerpo, pero otras veces la manera de expresarse nos puede estar diciendo que algo no va bien.
A la mínima sospecha de ictus es de vital importancia ponerse en manos de profesionales lo antes posible. Se habla que por cada minuto transcurrido el cerebro envejece unas tres semanas aproximadamente.
Pero, ¿y una vez te dan el alta en el hospital? Bien, pues justamente ahí comienza la batalla personal del paciente, la rehabilitación aparece en su vida y por norma general llega para quedarse.
El proceso de rehabilitación después de un Ictus habitualmente es largo pero necesario. Para ello es importante contar con la ayuda de un equipo rehabilitador que nos paute como va a ser nuestra actividad de recuperación.